RUTA DE LOS 500.000 MARAVEDÍS

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El Valle de Villaverde es un enclave cántabro de 20 km cuadrados en Vizcaya. Su nombre oficial desde que se constituyó como municipio en 1822, hasta 2005, fue el de Villaverde de Trucíos, y no es extraño oir aun este nombre coloquialmente.  Debemos remontarnos a la Edad Media para comprender el porqué de su condición de territorio cántabro.
En 1440, un camarero mayor adquirió el señorío y jurisdicción del Valle de Villaverde, pero no hablamos de un señor de avanzada edad con una bandeja y un delantal, sino de Pedro Fernández de Velasco, jefe de la cámara del rey Juan II de Castilla, y primer Conde de Haro. El precio de la operación, 500.000 maravedís, que fueron pagados a la Casa de Avellaneda, hasta entonces propietaria del Valle de Villaverde.
Esto hizo que el Valle de Villaverde saliera del dominio del Señorío de Vizcaya y formara un Corregimiento junto a Soba y Ruesga, territorios que también pertenecían a la familia Velasco, y por este motivo el Valle de Villaverde formó parte de la provincia de Santander desde su origen en 1833, y su posterior transformación en Comunidad Autónoma de Cantabria en 1981.
Como ya hemos explicado, el territorio del Valle de Villaverde pertenece a Cantabria aunque no a la Diócesis de Santander, y tomando Torrelavega como punto de partida, es uno de los lugares más lejanos a los que tendremos que desplazarnos para completar el proyecto Santuarios de Cantabria.

 Cogemos la bici y salimos hacia la estación de FEVE de Torrelavega. Nuestro trayecto será Torrelavega - Valle de Villaverde, con un transbordo en Santander. El billete cuesta algo más de 7 €, aunque hay un recargo de 3 € por la bicicleta en trayectos superiores a los 100 kilómetros, como es nuestro caso. Este recargo no nos lo encontramos antes del año 2014.
El primer tren que tenemos que coger sale a las 7:26. Es un servicio directo que llega a la capital de Cantabria en unos 25 minutos.  Al llegar a Santander, transbordo al tren que tiene como destino Bilbao.

Con ritmo pausado el tren avanza y las vistas con las primeras luces del día son de lo más relajantes. Verdes praderías salpicadas de ganado, montañas con nieve en sus cimas, el estuario del Asón, arquitectura popular en los distintos pueblos que pasamos, ... y de fondo la música de nuestro reproductor acompasada con el traqueteo del tren.
En Treto, el trazado de la vía  gira buscando el Sur y remontaremos el curso del Asón hasta Gibaja, donde un nuevo giro nos lleva al Este hacia el vizcaino valle de Carranza. Tras el túnel bajo el puerto de La Escrita entramos ya en el Valle de Villaverde, en cuya estación descendemos con nuestra bici y nos preparamos para comenzar a dar pedales.

Existe en el valle una "Feria de la Hoya" el último domingo de Julio, que trata de recuperar la tradición de elaborar carbón en los montes mediante la combustión lenta de la madera en las carboneras.
El juego de los bolos, en su modalidad Pasabolo - Tablón, es el más arraigado en el valle.
Nos encontramos en un municipio principalmente agrario, y eso se nota en el paisaje.

Comenzamos a rodar cuesta abajo hacia La Matanza y llegamos al cruce de las dos principales carreteras del Valle de Villaverde, donde nos encontramos con la iglesia parroquial de la Virgen del Pilar, construcción de mediados del siglo XX y que es el principal centro eclesiástico del municipio.

En el cruce, tomaremos dirección sur hacia el barrio de Laiseca que encontraremos a escasos 500 metros y donde encontraremos junto al río Agüera la ermita de San Antonio, construida en 1751.
Seguiremos unos 1500 metros más hacia el sur buscando el barrio de Mollinedo por una carretera muy bonita, con un silencio solo roto por nuestro rodar y por el rumor del Agüera.

Paisaje que se convierte casi en bucólico cuando llegamos a nuestra próxima parada: la ermita de San Pedro y San Pablo en algunas fuentes, y solamente San Pedro en otras, con su inconfundible torre achatada (por faltarle el campanario) que data de 1747. Está situada a la entrada del caserío del barrio, con un recibidor a modo de verdes prados, al pie de los Montes de Ordunte y con un cielo azul donde reina el sol. Lugar ideal para efectuar nuestro primer avituallamiento, ya que a pesar de llevar solo unos minutos de ruta, no hay que olvidar que hemos desayunado hace más de tres horas y como ya sabemos, es fundamental alimentarse e hidratarse cada poco tiempo para no sufrir una repentina falta de fuerzas, lo que en el argot ciclista se conoce como "pájara".


Nos despedimos de este lugar tan bonito y volveremos sobre nuestros pasos hacia el cruce de La Matanza. Desde allí continuaremos dirección norte rumbo a Guriezo, pero antes, haremos una parada en el barrio de La Iglesia. Junto a la carreterea se encuentra el edificio religioso más bonito del Valle, o al menos eso nos parece. Se trata de la iglesia de Santa María, en estado ruinoso pero aun en pie. Aquí tomó posesión del Valle de Villaverde el famoso Pedro Fernández de Velasco, el de los 500.000 maravedís. Ay, si hoy levantara la cabeza...
Parece ser que el edificio actual se levantó en el siglo XVII, y su estado ruinoso se debe a los daños sufridos en las Guerras Carlistas y su posterior abandono. Aun en este estado, su belleza es incuestionable y conserva una bonita portada clasicista y una imponente torre.


Seguimos nuestra marcha hacia Guriezo junto al río Agüera. Un cartel nos informa de que entramos en Vizcaya, y en escasos 5 kilómetros volvemos a entrar en Cantabria, concretamente en el pueblo de Agüera, donde cruzaremos un puente sobre el río a nuestra izquierda y nos encontraremos con la iglesia de San Juan, del siglo XVII. La GEC señalaba allá por los años 80 que este templo se encontraba en mal estado por defecto en su estructura, aunque es probable que se haya subsanado el problema ya que el edificio aparenta estar bien y sigue abierto al culto.

El topónimo Guriezo aparece alrededor del año 1000 en documentos de Santa María del Puerto (Santoña). Los restos megalíticos que se encuentran en distintos puntos del municipio nos hablan de su poblamiento varios miles de años antes de Cristo. Su proceso de romanización y posterior cristianización debió de ser lento y tardío. La llegada de monjes y la consecuente construcción de pequeños monasterios fue llevando a los pobladores de los castros hacia el valle, y la transformación de los lugares sagrados de esos antiguos cántabros en santuarios cristianos, como por ejemplo el Santuario de Nuestra Señora de los Castros (hoy Las Nieves), uno de los emblemas del municipio.
A mediados del siglos XIX existían en Guriezo 22 molinos harineros, y una ferrería fue transformada por el conde consorte de Miravalles en una fábrica de producción de hierro denominada Nuestra Señora de la Merced, donde fue instalado el primer alto horno de España, germen de los Altos Hornos de Vizcaya.


Desde la iglesia de San Juan, seguiremos la carretera que sube al barrio de Llaguno. Son poco menos de 2 kilómetros de subida con una pendiente superior al 6.5 %. Como no tenemos prisa, subimos piñones y disfrutamos de la tranquilidad y belleza del entorno.
Llegamos a Llaguno y enseguida vemos la ermita de San Antonio Abad, del siglo XVI, con planta rectangular y espadaña de una tronera.   En su interior conserva un retablo con imagen del patrón y una escultura gótica de Virgen con Niño del siglo XV.

Continuamos nuestra ruta volviendo hacia Agüera y seguiremos la carretera junto al río hacia el Norte. En este tramo de unos 8 kilómetros no pasaremos por ningún pueblo. El rodar es fácil ya que vamos descendiendo ligeramente y podremos disfrutar de la naturaleza que nos rodea.
Llegamos a Trebuesto. Casi al final del caserío tendremos que subir a la derecha para encontrar la ermita de Santa Catalina, cuyo origen se remonta a finales del siglo XIII pero que se encuentra muy reformada. Desde el año 2002 tiene categoría de Bien Inventariado dentro del Inventario General del Patrimonio Cultural de Cantabria.

Aquí ya estamos en la parte más poblada de Guriezo , y los barrios se suceden. En el barrio El Puente (cabeza de municipio) hay dos pequeñas ermitas junto a la carretera: La Merced y El Cristo.

Cruzamos el río Agüera y nos dirigimos a la iglesia de San Sebastián (siglo XVII), situada en el centro de un área delimitada por los barrios de Angostina, El Puente, Adino y Landeral. Bonito paraje en medio del valle, ideal para hacer una pequeña parada, hacer alguna foto y contemplar las montañas que nos rodean con la fotogénica iglesia de testigo.




Continuamos recorrido dando un pequeño rodeo hasta llegar a la iglesia de La Magdalena (siglo XVII), en su barrio homónimo.

Seguimos dirección Este, volvemos a cruzar el río Agüera y la carretera principal del valle y llegamos al barrio Revilla, donde encontraremos la interesante ermita de San Blas, que es una de las construcciones más antiguas del valle. Posee una bonita portada plateresca del siglo XVI, flanqueada por dos ventanas de medio punto. El paraje es ideal para sentarse y beber y comer un poco.

Seguimos dirección Norte y ya divisamos en lo alto de una pequeña elevación la iglesia parroquial de San Vicente de la Maza, monumental y robusta construcción heredera del primitivo monasterio, y cuyo edificio actual fue iniciado a finales del siglo XVI, pero que prolongó sus obras por más de un siglo. Impone por su situación dominando toda la parte baja del valle, y al acercvarnos a ella, más aun. Tenemos problemas para poder encuadrarla en la fotografía y estamos continuamente mirando hacia arriba. Definitivamente estamos ante la joya arquitectónica de Guriezo. Mención especial merece la fachada sur por su espectacular portada, así como el excepcional retablo barroco que guarda su ábside.


Al pie de la elevación donde está la iglesia de San Vicente se encuentra la ermita de San Lorenzo, eclipsada completamente por la grandeza de su vecina. Retomamos la ruta hacia el Norte dirección El Pontarrón, último barrio de Guriezo que visitaremos hoy, pero antes subiremos al contiguo barrio de Nocina para visitar la pequeña ermita de Santa Isabel. Al llegar a El Pontarrón encontraremos la N-634. En el cruce seguiremos hacia la izquierda, y mientras nos despedimos de Guriezo y entramos en el municipio de Castro Urdiales podemos disfrutar de las vistas que nos ofrece la ría de Oriñon. Nos quedan unos cuantos templos en Guriezo pendientes para otra ruta, ya que incluirlos en ésta sería contraproducente, puesto que se dispararían los kilómetros, la dureza, el cansancio, el tiempo y finalmente dejaríamos de disfrutar de nuestra ruta, y eso no nos interesa. En concreto, dejaremos la ermita de Santa Ana en Ranero para una jornada en bici de carretera, y la ermita de San Mamés de Lugarejos y especialmente la de la Virgen de las Nieves, para una ruta de BTT. Tampoco incluimos otros santuarios que encontramos en nuestro camino hacia la estación de Treto, como los de Liendo o Laredo. Tratamos de buscar un equilibrio, y por ello visitaremos esos lugares con más calma en otra ruta.
Pero hoy toca seguir por otro recorrido, y ascendemos poco a poco por la N-634 para coger en poco más de un km y medio un desvío a la derecha hacia Oriñón y Sonabia. A primera vista, la belleza de la desembocadura del Agüera es incuestionable, encajonada entre el macizo de Candina y las faldas del monte Cerredo, y ni siquiera una serie de bloques de viviendas construidos muy cerca del agua le restan encanto. Oriñón es un lugar con esas construcciones para segunda residencia, un camping… probable herencia de un modelo turístico típico de la segunda mitad del siglo XX. Llegamos a la iglesia de San Pedro,, construcción del siglo XVIII aunque muy reformada. Volvemos a la carretera y seguimos hacia el barrio de Sonabia donde encontramos la pequeña ermita de la Virgen del Refugio. Nos gusta Sonabia, situado al pie del Monte Candina y con una coqueta playa y su famosa ballena, caprichosa formación rocosa en su costa, a la cual podríamos acercarnos si vamos bien de tiempo y de fuerzas, ya que aún nos quedan 20 kilómetros hasta llegar a coger el tren.
Volveremos sobre nuestros pasos hacia la N-634, y ya no la abandonaremos hasta la estación de Treto, donde cogeremos el tren de regreso. Llegaremos al Alto de Candina, bajaremos a Liendo, subiremos al Alto de Laredo para bajar velozmente hacia la villa pejina. Solo nos queda hacer unos pocos kilómetros llanos, atravesar Colindres y justo al cruzar el famoso puente de hierro de Treto encontramos a nuestra derecha una entrada a la factoría Bosch y a la estación de FEVE, nuestro punto final de la ruta en bicicleta.
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FUENTES:
- GRAN ENCICLOPEDIA DE CANTABRIA. Ed. Cantabria, S.A.
- www.aytoguriezo.org (Mª Pilar Llama Zubieta, Historiadora)
- www.valledevillaverde.com/